*Última hora
•Sorprendente alumbramiento. En la bella ciudad de Suceava, situada al norte del país, famosa por la excelencia de sus ajos, la hermosura de sus mujeres y la óptima calidad de las balas de plata que moldean sus laboriosos artesanos –productos todos que se exportan con pingües beneficios, sobre todo a la región de Valaquia-Transilvania, donde gozan de merecido renombre- se ha producido un fenómeno extraordinario: Ha nacido un gato con alas.
•El parto parecía normal hasta que la propietaria de la gata gestante, llamada Madame Lupescu (la dueña, no el felino), que tuvo que ejercer de improvisada comadrona por ausencia del veterinario titular Monsieur Constantinescu, victima de las consecuencias de la ingesta inmoderada de un slibovitz local de dudosa calidad se percató de que el recíén llegado era distinto del común de sus congéneres. “Aquí hay gato encerrado”, se dijo Mme. Lupescu empleando una expresión rumana que podríamos traducir por “esto no es lo que parece”. En efecto, el neonato –al que inmediatamente bautizó como Richtofen-, venía provisto de un par de protuberancias que una vez desplegadas devinieron en sendas emplumadas alas. Entusiasmada ante el insólito acontecimiento, la susodicha novel partera, a la par que legítima derechohabiete de la explotación comercial del gato aviador, ha decidido subastar al recién nacido por varios millones de lei. La cantidad final variará en función de si el minino es capaz de volar o no pasa de abanicarse con los sorprendentes apéndices con que los que le ha dotado la Madre Naturaleza.
(A pie de página puede observarse una instantánea obtenida por nuestro dinámico reporter a los pocos minutos de vida del felino alado)
(A pie de página puede observarse una instantánea obtenida por nuestro dinámico reporter a los pocos minutos de vida del felino alado)


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